¿Cuánto puedo gastar? Es una pregunta sencilla, sobre la que no se suele pensar ni responder. Como consecuencia, el endeudamiento de los negocios y de la población sigue creciendo, creando innumerables problemas a las familias y la economía.

Pero ¡tranquilos! Existe una solución. Soy educador financiero en Feira de Santana - Bahía, y doy información sobre las razones y la triste realidad de las personas endeudadas y sus posibles soluciones. Muchos emprendedores acuden a mí en busca de una solución milagrosa para equilibrar sus cuentas y restablecer su crédito, porque, debido a sus tareas diarias, a veces no tienen ni tiempo ni ganas de registrar y analizar sus gastos.

Me percaté con una pareja, dueños de una panadería, con problemas financieros porque no llevaban un registro de sus gastos. Además, utilizaban el dinero de la empresa para gastos domésticos excesivos. Al igual que esta pareja, las matemáticas financieras no parecen atractivas para un gran número de nuestros ciudadanos. No saben cerrar sus cuentas al final del mes, porque la educación financiera no forma parte de la cultura brasileña. Pero no se trata sólo de la torpeza a la hora de hacer cuentas. Otros factores son igualmente perjudiciales como la incapacidad de calcular los gastos.

En el mundo globalizado y extremadamente capitalista, las grandes empresas, utilizando un marketing perverso, juegan a una multitud de estrategias y apelaciones psicológicas para ofrecer más crédito y vender más. De esta manera no se tienen que preocupar de si lo que hacen es bueno o malo para sus clientes.

El consumismo sobrepasa los límites de la cordura y la capacidad financiera. ¿Y las consecuencias? ¡Hay muchas! Van desde la pérdida de crédito para compras realmente importantes hasta problemas físicos, psicológicos y sociales, las cuales desencadenan un verdadero obstáculo en la vida de las personas. Sin embargo, no todo está perdido. Existen instituciones, páginas web y reportajes de televisión que orientan sobre cómo resolver y reorganizar sus finanzas, para convertirse en un consumidor consciente de sus necesidades reales y de su capacidad financiera.

Pero esto depende mucho de su propia actitud a la hora de parar, pensar, hacer registros y cuentas y responder a una simple pregunta: ¿CUÁNTO PUEDO GASTAR?

Traducido por: Micaela Baltussen

Revisado por: Asmae Maataoui