Somos AKANDE Rufus y GANABA Melchisédech, dos estudiantes de informática de Parakou, Benin.

En los últimos años, hemos observado los efectos cada vez más visibles del calentamiento global en nuestra vida diaria.
Las temperaturas, generalmente entre 25°C y 35°C, a veces suben aún más, especialmente en las zonas del norte. Esto transforma las casas en auténticas saunas gigantes.

Las lluvias se han vuelto irregulares e impredecibles, amenazando la producción agrícola. Alrededor del 80% de los benineses se ganan la vida con la agricultura.
Nuestros ríos, que alguna vez estuvieron llenos de vida, se están secando más rápido y durante períodos más prolongados, y los bosques se están deteriorando debido a la falta de lluvias frecuentes.
Ante esta situación, se han integrado programas educativos en los colegios para concienciar a los jóvenes sobre el medio ambiente. Los estudiantes aprenden prácticas ecológicas como el reciclaje, la conservación del agua y el uso de energía renovable.

El 1 de junio se estableció como el Día Nacional del Árbol, donde se plantan miles de árboles.
También se organizan talleres en ciudades y pueblos para informar a los adultos sobre cuestiones climáticas. También se les capacita en nuevas técnicas de adaptación para la agricultura.
En Parakou y otras localidades se han adoptado cocinas mejoradas que utilizan menos leña y producen menos humo. Autoridades municipales y ONG han instalado paneles solares en escuelas y centros de salud.
Los resultados de estas acciones e iniciativas comunitarias poco a poco empiezan a verse.
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer.

Debemos continuar creando conciencia y educando a nuestra comunidad sobre los efectos del calentamiento global y sus posibles soluciones.

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