En la mayoría de las comunidades agrícolas, pesqueras y nómadas, el niño sigue a sus padres a estas actividades. El niño recibe un trabajo acorde con su edad y su capacidad. En las comunidades comerciales, el niño sigue a sus padres a los mercados, llevando y entregando las mercancías que sean necesarias.

Hoy en día, en Bertoua, en la región oriental de Camerún, los niños realizan trabajos que se les imponen y que están motivados por la necesidad de sobrevivir. En los centros de mercado, como en las paradas de autobús, a lo largo de la carretera, transportan mercancías, venden caña de azúcar, plátanos y patatas fritas. En el sector informal, como los contratistas de la construcción o sus subcontratistas, prefieren contratar a niños para trabajar. Todavía hay millones de niños en Camerún cuyo trabajo puede considerarse forzado.

“No solo porque son demasiado jóvenes, sino porque están obligados”.

No solo porque son demasiado jóvenes, sino porque son forzados. Se trata de niños que son secuestrados o apartados de sus familias para ser recluidos en bares, restaurantes e incluso burdeles. Además, millones de niños trabajan "sin ser vistos" en el servicio doméstico. Son entregados o vendidos a una edad muy temprana a otra familia y no tienen ningún control sobre sus vidas. Reciben poca o ninguna remuneración. Es una observación general que la mayoría de los trabajadores sin educación son pobres.

Como carecen de educación, la única forma de proteger a estos niños del trabajo peligroso, en Bertoua, es extender y mejorar los sistemas de educación empresarial de bajo coste, como la pedagogía de la alternancia.