Yo soy Fabiano Vidal, brasileño del Semiárido. Durante muchos años, el pueblo de nuestra región sufrió mucho debido a la sequía. Una característica es el déficit hídrico, no por la falta de lluvia, sino por sus irregularidades en el tiempo y en el espacio. La cantidad de lluvia es poca y la evaporación es rápida.

El semiárido tiene la mayor parte de su territorio cubierto por la Caatinga, vegetación única de esa región de Brasil. Compuesta por una gran variedad de paisajes, animales y plantas adaptadas, que sólo existen aquí.

Esta región siempre ha sido olvidada por los gobernantes, que no han invertido en políticas públicas. No existían suficientes oportunidades de trabajo, de supervivencia para nuestro pueblo, que vivía olvidado en la miseria, pasando hambre y sin perspectiva.

Como consecuencia el pueblo Nordestino emigraba en masa hacia la región Sudeste. Yendo a grandes ciudades como San Pablo y Río de Janeiro, huyendo de las dificultades y buscando mejoría de la vida. Dejando su ciudad natal hacia atrás. La mayoría de las veces trabajaban en la construcción civil, ayudando a levantar esas ciudades.

Pero en los últimos 15 años, estoy viendo esta realidad cambiar. El gobierno pasó a implementar tecnologías de captación de agua en el semiárido, como cisternas de consumo y producción, barreras y represas subterráneas. Esto significa una gran transformación en la vida de los nordestinos. Haciendo que permanecemos en el campo.

Con eso, comenzamos a producir nuestro propio alimento, como hortalizas y frutas, además de crear pequeños animales, como chivo y gallina. Utilizando siempre una producción agroecológica, libre de agrotóxicos, respetando el medio ambiente. El excedente de la producción se vende en ferias orgánicas, generando una renta extra que ayuda en los gastos de la familia.

Estas acciones han transformado muchas vidas, garantizando la seguridad alimentaria y nutricional y generando ingresos en nuestra región, brindando una mejor vida y oportunidades.