Recuerdos iluminados

Recuerdos iluminados
Mi tía, a los 88, recuerda una época sin electricidad, en la que las planchas necesitaban carbón. Los recuerdos del interior de Ceará muestran la sencillez y la riqueza de la vida familiar/ en familia, hasta con dificultades como el almacenamiento de alimentos y las comunicaciones lentas. La antigüedad era escasa en recursos, pero rica en humanidad y conexión personal.
Video Duration: 
03:03
Creator: 
Naiana Souza
Date: 
Martes, Mayo 14, 2024
Level: 
Youth
Description2: 

«Vaya... Cómo cambia todo.» Eso es lo que me dijo una vez mi tía de 88 años cuando me vio planchar la ropa. 

Y añadió: «Hoy en día, las cosas son más sencillas. En mi época, teníamos que usar carbón caliente dentro de la plancha para poder hacer exactamente lo que estás haciendo ahora mismo. Ahora, basta con que la enchufes y ya está.»
Este comentario me hizo pensar y despertó muchos recuerdos en mí. Vivo en un barrio de una ciudad pequeña en el interior de Ceará, Brasil. Cuando era pequeña, fuimos a visitar una aldea aún más remota, llamada Cipó, donde aún no existía la electricidad.   

Me acuerdo las dificultades de almacenar alimentos e incluso beber agua helada durante el calor del verano. Sin embargo, el agua que nos dieron tenía un sabor particular. Los que hayan bebido agua de un cántaro de barro lo sabrán...  

Para mantener la higiene, nadie bebía agua del vaso que se utilizaba para tomar agua del cántaro. Teníamos un vaso para tomar y otro para servir. En otras conversaciones con mi madre y mi tía, me dijeron que, cuando no tenían acceso a una nevera, para conservar la poca carne que tenían en casa, tenían que salar y sacarla. En otros casos, la conservaban en la propia grasa de la comida.
Granos, solo los secos. La harina se guardaba en enormes cajones de madera.
A veces, cuando fallecía un pariente lejano, la noticia tardaba horas o incluso días en llegar. 
Pero lo interesante es que, aunque hablemos de las dificultades de aquella época, estos relatos no son de tristeza ni de lamento. Y lo que me parece es que eran tiempos difíciles para los recursos, pero abundantes para la humanidad. Las conversaciones se mantenían en persona. 

Las risas solían ir seguidas de palmaditas en la espalda. Los ancianos, ahora descuidados, eran protagonistas en los círculos de cuentos. Las leyendas eran temidas y permitían que un poco de nuestra imaginación se hiciera realidad. 

 

Traducido por: Asmae Maataoui

Revisado por: Ingrid Inkindi Dusenge 

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