Hola, mi nombre es Leila y tuve la oportunidad de estudiar en Corea del Sur. En Seúl, Corea del Sur, pasé un tiempo muy emocionante y divertido, lleno de nuevas experiencias y aprendiendo sobre diferentes culturas. Las calles concurridas, los mercados llenos de vida y los antiguos templos me mostraron cómo era la ciudad. La ciudad tiene muchas costumbres antiguas, pero también se la siente muy moderna.

Mientras camino por las calles llenas de cosas, gente y ruidos desconocidos, siempre me sorprende lo amables y acogedores que son los coreanos. Estudio en una universidad local como parte de mi programa de intercambio. Es un lugar donde puedo hacer amistades con estudiantes que quieren compartir su cultura conmigo. Pero para ellos no siempre es fácil compartir todo lo que quieren. Muchos estudiantes viven bajo la presión de sus padres, como por ejemplo sacar buenas notas. Esto es muy importante para ellos. Los profesores pueden sentirse acosados por los padres cuando las notas de sus hijos no son altas.

Aun así, solo puedo pensar en las cosas buenas. Obtengo mejores notas que nunca estando con mis compañeros estudiosos a mi lado. Aunque quiera sacar buenas notas, también disfruto de las cosas simples, como pasear junto al mar o hacer senderismo por las montañas.

Estos momentos de tranquilidad en la agitada ciudad de Seúl me recuerdan que debo disfrutar de las pequeñas cosas que dan felicidad a la vida. Me imagino, de vez en cuando, lo diferente que es Seúl de mi casa en Bélgica.

Ahora que mi estancia en Seúl está llegando a su fin, me siento muy agradecida por haber tenido la oportunidad de conocer otra cultura y de haber vivido cosas nuevas. Aunque me emociona volver a Bélgica, una parte de mí siempre recordará Seúl, una ciudad que me muestra lo hermosa que es la diversidad. Esto también me demuestra por qué debemos apreciar nuestras libertades, como por ejemplo vivir una vida sin presiones innecesarias.

Traducido por: Micaela Baltussen

Revisado por: Asmae Maataoui